Sobre la barranca de L.M.Campos, emerge, entre el colorido follaje
de los jacarandás en flor, la iglesia abacial de los Benedictinos.
Contemplando esta imagen, vienen a mi unos párrafos de U. Ecco,
quien en "El nombre de la rosa", a través de un joven novicio alemán,
describe la iglesia del monasterio Benedictino
que visita, comparándola, por su robustez, con las iglesias francesas
de la Provenza, a la vez que advierte su diferencia con las góticas :
"La iglesia no era majestuosa como otras que vi después....poco propensa a elevarse vertiginosamente al cielo, sólida y bien plantada en la tierra...."
La primavera en todo su esplendor en la Abadía de San Benito.
Arriba desde la calle Gorostiaga, es tiempo de buganvilias,
Dando la vuelta por L.M.Campos, ..." llueve y lloverá,
una flor y otra flor celeste, del jacarandá..."
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