La memoria del agua
" como recuerdo de infancia, en el borde del viejo casco de Mitikile, cerca de los galpones de la cabaña, aparecía el esqueleto de un bote, que en su momento (décadas 10/20) utilizaban para ir hasta Arenaza. Posteriormente ciclos de menores lluvias hicieron que la laguna se redujera a un ojo de agua y el viejo bote pasara a ser refugio y nidal de un grupo de gansos. Recién con algunas inundaciones, sobre fines de siglo, ese sector del campo retomó su condición de laguna, aunque fue para nosotros y así siempre la llamamos, la Laguna de Mitikile. (de Francisco Guillermo Sinclair)
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